lunes, 14 de mayo de 2018

TENER QUE DECIDIR




Es el  Govern  del mas bestia para recoger las nueces, incluida la cosecha que ha dado el frustrante 155. Este ha impedido la independencia pura y dura, pero ha dinamizado el juego por la independencia.
Algunos califican de locura la maniobra de los Puigdemonitas. Más bien parece que en lugar de actuar a la desesperada lo hacen con plena conciencia de la extrema debilidad política del gobierno y la voluntad de este de atarse de pies y manos. Creen que no tienen nada que perder y que la agitación les beneficia, mientras en “Madrit” tertulianos y políticos se rasgan las vestiduras porque la masa separatista se obstinan en no actuar como se supone lo debieran hacer los ciudadanos sensatos. Se amagan las súplicas para salir del hartazgo: “Vuelvan a la normalidad y todo les irá mejor”

Ahora Rajoy tiene muy difícil convencer a nadie de que estamos de vuelta a “la normalidad”. Desconozco si sigue creyendo en la vuelta al “oasis” o si todo le da igual. Supuesta su buena fe debe confiar que la U. Europea será un dique definitivo, por lo que los separatistas ya se cansarán. Un estadista normal vería en la provocación de Puigdemont y los suyos la ocasión para tomar medidas contundentes. La mayoría de la población lo aclamaría y el PSOE tendría que morderse la lengua una temporada, a ver que pasa. Por supuesto va a seguir el martirio, gota a gota o ya con la furia desatada. Se ponga como se ponga, la U.E. no va a poder evitar que tarde o temprano tengamos que afrontar el dilema al que estamos abocados: o les reconocemos “el derecho a decidir” o se suspende la autonomía hasta que haya garantías de verdadera normalidad. El problema es que lo que se haga o no se haga no va a resultar irrelevante para marcar las condiciones desde las que se va a “tener que decidir”.

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