jueves, 17 de mayo de 2018

ANTIPATÍAS


Los avatares del Procés tocan la fibra judía de cualquier ciudadano consciente. Se destapa en el Procés lo más prototípico y archisabido de la infamia. Lo más temible es la displicencia con la que las élites políticas camuflan su miedo a conocerlo y sobre todo a reconocerlo. H. Arendt cita una reflexión de Goldstein en los albores del Holocausto.

“Es fácil demostrar lo absurdo de los argumentos de nuestros adversarios y probar que su enemistad carece de fundamento. ¿Qué se ganaría con esto? Que su odio sea genuino. Cuando se hayan rebatido todas las calumnias, rectificado todas las distorsiones, rechazado todos los juicios falsos sobre nosotros, quedará la antipatía como algo innegable. Cualquiera que no se de cuenta de esto no tiene remedio”. (Hombres en tiempos de oscuridad, H. Arendt)

Hay poco remedio ante una ignorancia querida. Juliana se alarma porque bastaba guardar la bestia en el armario. Teme que el entramado político DE LA IGNORANCIA que tiene su vértice en Madrit pase apuros. Ni siquiera eso está claro. La sospecha de caer antipáticos siempre ha estado a flor de piel. La vergüenza ya cronificada por el ser de España se resuelve en la autocupabilización. Sin saber por qué ni en qué, pero por algo no caemos simpáticos. El sueño de nuestra democracia es caer simpáticos a toda costa y remediar lo que debe ser un enigmático “malentendido”. Goldstein ha descrito el resultado, un episodio más en la “Historia de la Infamia”.


No hay comentarios:

Publicar un comentario