Una guerra incivil,
luego cuarenta años de dictadura y arrogancia, después cuarenta
años de democracia y gilipollez.
La primera
revolución nazicomunista en el cogollo de Europa y en una acreditada
sociedad abierta y de bienestar.
Primer caso de
desnacionalización de una nación ya sobradamentemente nación,
aunque no todos lo sepan y a más de la cuenta les de asco.
Todo empezó cuando
el pueblo creyó que democracia significa fiesta y las élites se
pusieron a pagar la fiesta.
Todo empezó cuando
las izquierdas creyeron que desnazificar significa desnacionalizar.
Cuando propalaron
que patriotismo significa franquismo.
Cuando se
embelesaron con los protonazis realmente existente como si fueran
aliados progresistas y demócratas.
Cuando creyeron que
el buen ciudadano ha de ser un sabueso de fachas y como mínimo
llevar siempre disponible la palabra facha en la boca.
Todo empezó cuando
las élites de derechas asumieron que resultaban sospechosos por
existir.
Cuando se refugiaron
en la ilusión de que la política es el arte de tramitar
expedientes, apañitos de sofá y de vez en cuando hacer charletas de
casino.
Cuando creyeron que
no pasa nada aunque parezca que pasa algo.
Cuando creyeron que
no pasa nada si a la gente se le convence de que no pasa nada.
Cuando creyeron que
a la gente se les convence de que no pasa nada si hace como si no
pasa nada.
Cuando creyeron que
el pueblo sólo pretende llenar la barriga y que se le deje dormir en
paz.
Cuando creyeron que
los protonazis eran socios, aunque un poco pillos.
Cuando creyeron que
la verdad es una provocación.
Todo empezó cuando
las teles comprendieron que la explotación de la bronca y la camorra
era el negocio más lucrativo. Que más la vemos cuanto más
miserables, explotados y oprimidos nos creemos.
Todo empezó cuando
los maquiaveliños despertaron el monstruo para que el pueblo, por miedo invencible,
disculpase su corrupción o la pasase por alto.
Todo empezó cuando
el monstruo se fue de cañas con los verdugos de la nación y la
democracia.
Todo empezó cuando
los “desnazificadores” creyeron que con la revuelta (“que no es
una revuelta sire, que es una revolución”) se acaba con el
maquiaveliño.
Cuando hicieron
causa de que lo único que importa es acabar con el maquiaveliño.
Todo empezó cuando
el maquiaveliño temió que el pueblo le hiciese pagar que se acabó
la fiesta.
Todo siguió cuando
el maquiaveliño creyó que si prorrogaba la fiesta no podía pasar
nada.
Todo acabará cuando
al pueblo le duela más quedarse sin fiesta que quedarse sin nación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario