Creo
que el inesperado éxito de la transición y el posterior fracaso
golpista fijó en el subconsciente colectivo que la democracia
española era invencible y que la estabilidad ya era algo natural
para siempre. La entrada en Europa y la bonanza económica y social
confirmó este estado de ánimo. Lo digo porque muchos ya se empiezan
a preguntar “¿por qué la sociedad catalana no independentista no
reacciona?”. La respuesta es sencilla, porque están amordazados y
sin reflejos, como en una nube tóxica. Porque sólo puede reaccionar
si reacciona la sociedad española y ésta, siguiendo a sus
políticos, no se quiere creer que haya peligro alguno, ni está
preparada para asumirlo. No se quiere creer que el cogollo que domina
políticamente Cataluña haya apostado por la independencia en serio.
Esa
idea la expresa el más conspicuo comunicador Carlos Herrera “quieren
el independentismo, no la independencia”. Nos consolamos con que
“están locos” o “son unos pícaros” como si por ello no
fueran peligrosos ni pudiesen querer lo que quieren. Todo muy sutil,
pero ¿tanto importa que les mueva a imponer la independencia tapar
el 3 per cent, ensoñaciones románticas ancestrales, la crisis
económica o lo que sea ? ¿no es lo importante que evidentemente
desde hace 5 años están actuando sólo con el propósito de
materializar la independencia? ¿para qué han estado tejiendo las
condiciones mentales y la tela de araña política y económica que
envuelve a la sociedad catalana? Aunque en los años dedicados a “fer
país” no se pensase en la independencia como tal era claro que
iban a apostar por ella si veía la mínima oportunidad. Y con
posibilidades o sin ellas se creen que ahora tienen la oportunidad.
Muchos
quieren creerse que la maquinaria de la “desconexión express” es
una muestra de debilidad y que cada juicio contra los corruptos
arrincona a los separatistas, todo en la idea de que el Procés se
tiene que disolver por sí sólo tarde o temprano ¿Así, sin más?
Pero en serio: ¿Creen que la sociedad española está en condiciones
de reaccionar? Si realmente vieran el peligro, sería un clamor que
los grandes partidos nacionales se planteasen un gobierno de
concentración. ¿Se puede hacer frente a este desafío de otra
manera? ¿quién pide nada parecido? Aquí sólo importa Murcia y un
poco los de la Ira Montero, que ya es hora, pero no porque estén al
quite con lo de Cataluña, que es lo que debiera importar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario