miércoles, 11 de mayo de 2016

LA SALUD SOCIALISTA


El nada óptimo estado de salud del PSOE lo demuestra que la propuesta podemita de listas conjuntas para el Senado no sea tomado como una ridícula extravagancia, sino como una pillería exploratoria. Tanto que importantes baronías del PSOE están en ello. Pero algunos sugieren que el pacto de ultraizquierda no sólo obliga al PSOE a enfrentarse a esta deriva totalitaria por necesidad, sino que es la gran ocasión para hacerlo. 

Pero contra toda lógica y salvo cataclismo no se hará de la necesidad virtud. El “cordón sanitario” no tiene vuelta atrás, aunque la intelligenstia del PP no quiera creerlo. Pero sobre todo es que a los socialistas no les sale del alma. ¿Acaso el PSOE cree en la soberanía nacional, la iniciativa privada y el pluralismo? Si lo cree no lo siente de la misma forma que en el Estado social, las autonomías o  el laicismo, bienes sin duda que venerables. Mas bien acepta lo que hay que compartir con la derecha, pero con el mismo entusiasmo que, en su tiempo, un vikingo el cristianizarse. Eso sí, siempre y cuando no se dé a pensar en la existencia de la más mínima coincidencia con la “derecha”. Que aún hay clases y fachas.

Donde se sigue jugando la partida de verdad es en los bastidores de Cataluña, donde Izeta y los de la Colau trabajan la fórmula que pueda convencer a todo el PSOE de sumarse al referendum separatista. De ello depende el pacto frentepopulista de verdad, y no del divertimento podemita que es la digestión del botellín.

 A la espera de que llegue alguna propuesta “aceptable” desde Cataluña o que, sino al menos, Podemos rebaje su euforia nacionalista, al PSOE de Sanchez y de casi todos los demás no le queda más que marcar alguna distancia con los podemitas apelando al orgullo de Partido, reclamando, como los godos triturados por los arabes hacían de la antigua Hispania, el patrimonio de la tradición socialista y de izquierdas. Que al menos los socialistas de “toda la vida” acompañen la agonía.

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