En vistas de que Rajoy lo
fía todo a nuevas elecciones y Sanchez a un gobierno frente
populista, en la fase actual del concierto a Rivera le toca el papel de telonero a la espera de la entrada de quien lleva la voz cantante, es decir el Coletas. Seguramente no tiene más
remedio y hasta puede jugar sus cartas con dignidad.
Obviamente Sanchez tiene
que aparentar ante sus barones y la opinión pública que busca el
acuerdo con C,s hasta demostrar que es imposible. Rivera tiene que
mostrarse dispuesto a luchar por un acuerdo nacional y democrático a
sabiendas que es imposible, porque de no hacerlo se le haría
responsable, y Sanchez y Rajoy quedarían con las manos limpias.
Puestos a figurar que se
negocia, como es lógico Sanchez presenta un programa estrafalario.
De asumirlo Rivera, para mantener la llama de un gobierno razonable,
Rajoy tendría la oportunidad de razonar su negativa a apoyar una
locura izquierdista o simplemente amorfa y vacía. De rechazarlo Rivera,
Sanchez argumentaría que ha hecho lo que ha podido. Que pase pues el
Coletas, incluso disfrazado de pingüino mandarín si gusta.
Ante esta disyuntiva
parece claro que la única apuesta posible de Rivera es rechazar en
su momento cualquier acuerdo que no sea razonable. Avalar un acuerdo
izquierdista, a mayor gloria de que Sanchez haga méritos ante el
Coletas, parece un suicidio y una irresponsabilidad.
Queda de nuevo claro que
la marcha de la representación sólo puede cambiar si Rajoy dimite
para comprometer a Sanchez a un acuerdo entre los
constitucionalistas. Orgullo personal y de partido aparte, Rajoy
puede acogerse, para no dar ese paso, a que tampoco esto va a
funcionar. Cierto, pero es la única posibilidad de evitar el
desastre, los barones podría contradecir a Sanchez. Y aún en lo
peor su partido tendría mucho comenzado para purificarse y
regenerarse. ¿O acaso piensa Rajoy que aun queda mucha partida y
que tiene alguna carta? Sería inaudito que así ocurriera y sobre
todo que lo pensara.
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