jueves, 29 de octubre de 2015

RAJOY ANTE EL ÓRDAGO


Rajoy hasta el momento puede contar con el beneficio de la duda, pero los golpistas ya han acortado el tiempo hasta el mínimo para tener que decidir, y de paso que de esa forma podamos juzgar el valor de nuestro Presidente. Han decidido lanzar el órdago y, por mucho que se pretenda, estamos en el punto que no se puede obviar el envite. El problema no es lo previsible que esto pudiera ser, sino el tener claro que tarde o temprano habría que afrontar el trago. Y es dudoso que este horizonte estuviera en la mente de Rajoy. La “solución” de Rajoy ha sido la habitual que tiene en su manual protocolario: los problemas se resuelven dejando que quienes los provocan se agoten, sobre todo si estos problemas contravienen el sentido común. Lo ha dicho en su plasma: “la democracia es el imperio del sentido común..” Es la mentalidad del chico aplicado y de buena familia: lo que debe ser, es. Pero hasta el más fiel marianista tiene que reconocer que a Rajoy el Procés y su marcha le resulta incomprensible. Lo que debería agotarse es cada vez más inagotable. La receta de no molestar y “laissez faire , laissez passser”, no parece en este caso un remedio expeditivo. No ha metido la pata pero en este caso es cada vez más evidente que hacía falta algún signo de que se está al loro. Reina en las huestes secesionistas la idea de que todo es jauja, que el Estado, el tan temible y opresor Estado central y centralista, es en realidad una ONG de “camastrones” aburridos empeñados en aburrir a los aburridos. Aunque es cierto que en lo fundamental no ha cedido ( no ha concedido el concierto, ni el derecho a decidir, ni lo que viene a continuación), a lo que parece para don Mariano ser sensato es no provocar. No tenía otro remedio, pero seguro que teme que incluso no ceder parezca una provocación. Los teóricamente provocables no por ello se amansan y reflexionan, aún se excitan Mas, como se excita el gamberro provocador cuando no se le hace caso. Pero los provocados de verdad, los que se sienten catalanes-españoles o simplemente demócratas, son presas de la desmoralización y de la desprotección. Fuera de Cataluña los españoles lo toman todo por un teatrillo. Sólo el arrastre de última hora de C,s ha permitido salir del KO por la campana. Es imposible evaluar la magnitud del daño: si daña más no provocar a los que se sienten permanentemente provocados, incluso más si no se les provoca, o tranquilizar a quienes están pisoteados, haciéndoles que esto no es más que un jugar a hacerse cosquillas.
Pero lo más temible de Rajoy no es la eficacia o ineficacia de su receta, sino que no está mentalmente preparado para concebir otra. Se cree que el enfrentamiento civil y el riesgo de ruptura de la unidad de España es metafísicamente imposible. Al igual que a Chamberlain, a nuestro chamberliño le sorprende lo obvio, le sorprende que hubiera gente con poder, como en un caso Hitler en el otro Mas y Cía, que pudiera ser tan mala hasta el punto de machacar el sentido común, no por un calentamiento momentáneo, sino por sistema. Seguro que a don Mariano, sin poner en duda su patriotismo, no le molesta tanto la situación en sí por los males que pueda traer, sino lo desbarajustada de la misma, el hecho de que le parezca incontrolable, según su manual y protocolo. Le traicionó el subconsicente cuando parece que dijo: esperemos que no se hable de Cataluña en las elecciones. Había aprendido que la política es un negocio de gente civilizada, aunque algunos de esa gente estuviese equivocada o viviese en la fantasía. Como esa idea de fondo la comparte con la mayoría de la sociedad y de la opinión pública, se ha reforzado y repantingado en ella, mientras que al hacerlo ha reforzado a la opinión pública en su creencia. Como no se puede decir nada claro y sólo cabe decir medias verdades, la aparente pachorra es la superficie de la angustia de quien, por encima de todo, teme no ofender ni provocar, no sea que se le achaque la responsabilidad de lo que pasa. Rajoy, al disponer del poder y del gobierno, está en una situación ideal para liderar la desarticulación del peor peligro que ha sufrido la democracia y España en casi dos siglos, aparte la Guerra Civil, y tiene suficientes instrumentos para hacerlo, siempre que se atreva a poner al pueblo ante la realidad. Sin duda que eso le reportaría inmensos réditos electorales,... pero sólo si hace lo que debe sin pensar en las elecciones. En pura lógica, si los secesionistas han precipitado el Golpe, pasando de esta posible consecuencia y contra toda lógica táctica, obedece tanto a sus contradicciones internas (encaje de CUP, salida a Mas y Pujo..etc) como al sentimiento de impunidad y de desprecio que en sus filas se ha creado no ya sobre “Madrid”, sino sobre el poder de “Madrid”.
No se puede dudar en apoyar a nuestro Presidente, pero hay motivos para dudar que se quiera dejar apoyar y sobre todo que su mente y voluntad se ponga en sintonía con la realidad. Porque la realidad a sintonizar no es el peligro de perder las elecciones y el Gobierno, sino el de que se pierda España. Al fin y a la postre, como humanos que somos, siempre podemos cambiar, pero los hábitos y esquemas mentales adquiridos nos empujan con mucha fuerza para que no nos salgamos de ellos. De acuerdo con ello hay razones para pensar que a Rajoy le preocupa más asesorarse convenientemente para evitar recurrir a lo inevitable, que para afrontar lo inevitable. Pero igual las apariencias engañan y todo está de verdad bajo control.

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