Me esperaba que hasta las generales los separatistas
iban a guardar las formas a la espera de como acometer al nuevo
gobierno y aprovechar sus previsibles debilidades y contradicciones.
En pura táctica declarar iniciado el Golpe de Estado, tal como se ha
hecho hoy mismo, después de que la mayoría no haya apoyado el Procés y ante
la perspectiva de que los españoles apoyasen a quienes más
garantías pueden ofrecer de hacerle frente, parece un despropósito.
Pero aquí no parece contar mucho la táctica y se tienen muy creídos
eso de que la tierra es para los audaces. Una vez recuperado el
aliento parece imposible contener la calentura. Ante ello lo normal
sería que los españoles cierren filas y todos los partidos
constitucionales lo hagan también, unos por convencimiento y otros
porque no tienen más remedio. Eso es lo normal, pero los españoles
somos tan raros en materia política y la clase política, la
biparitidista sobre todo, carga con tal vicio y modorra, que puede
pasar cualquier cosa. En cualquier caso, por seguir un hilo lógico,
parece por una parte que la necesidad de incorporar a la CUP al
Procés y ésta de incorporarse sin hacer el ridículo, y por otra
parte la brusca aceleración de las pesquisas del tres per cent, han
convocado a los sediciosos a dar un golpe de mano. Con ello además
Mas mejora sus posibilidades, o al menos la de delegar en otro de su
colla. Pero esto ya es desde hace tiempo irrelevante. Ante este
“desafío” habría que agradecer a nuestras autoridades y
políticos que llamasen a las cosas por su nombre: a los
secesionistas “secesionistas”, a los separatistas “separatistas”,
a los golpistas “golpistas”. Que expliquen a los españoles que
está pasando algo y muy gordo y que no estamos ante un “reality
show”. Por algo se empieza. Igual si lo hacen se empiezan a
convencer ellos mismos de que lo que pasa es de verdad. Luego se
podrán convencer de sus obligaciones y sobre todo de que están
perfectamente legitimados para cumplir con ellas.
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