jueves, 21 de mayo de 2015

CHAMPAÑITAS 3. LA RUPTURONA


Después de confesarse con sus padres espirituales bolivarianos, PI ha vuelto a Zamora a buscar la bendición pública de su padre de sangre en un acto enternecedor, donde este le ha consolado con que el fracaso es preámbulo de la victoria. Digno de resaltar es como en este caso ha funcionado la transmisión generacional escrupulosamente, que las ideas de PI no son rara avis nacidas de un momento de exaltación colectiva por las frustraciones de la crisis, sino fidedignas copias del resquemor que sintieron contra la transición algunos, muy dignos, irreductibles. Estos gozan de una resurrección espiritual, mientras el sueño de la ruptura, la “rupturona” habría que decir, con efectos retroactivos cobra figura con PI. Para éste debe ser un aliciente volver a sentirse útil con los suyos, aunque provisionalmente tenga que sacrificar lo que cree que es su vocación, la contemplación académica. Al fin y al cabo está ante dos destinos convergentes: o educar al pueblo con mítines televisivos inagotables en todas la cadenas a la misma hora, o educar a los alumnos bajo la amenaza del suspenso perpetuo.

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