El contenido de la entrevista de PI en
una cadena bolivariana me resulta de lo mas inusual y en algo me
descoloca. En el clímax de la campaña se ha puesto en el papel de
politólogo analista, especialmente de sí mismo, haciendo
abstracción de su condición de actor. Choca especialmente cuando,
durante sus mítines, ha imprimido a su marca un tono energuménico
desbocado. Es como si volviera a su verdadero hogar, con sus padres
bolivarianos, para confesarse en momentos de desazón, cuando
barrunta que no podrá emular las hazañas de Chaves y ni siquiera
Perón. Con humildad pide perdón a los suyos, es decir los tutores
bolivarianos, y explica las razones de que las “grandes esperanzas”
puedan quedarse en pequeños incordios. Se descubre así que al alma
redentora le aprieta, en momentos de debilidad, el alma académica de
la que no puede desprenderse. Pues para quienes están formados como
él, ¿qué es la política práctica sino un clase de prácticas de
la asignatura de filosofía, o mejor, sociología política?.
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