“Abundando (en algunos comentarios),
creo que el secreto del éxito de una opción tan destructiva como
Podemos está en que una parte muy importante de la población
española está perfectamente preparada para aceptar sin rechistar
que, desde el poder político, se le recorten derechos y libertades.
Lo hemos visto con los nacionalismos: mayoritariamente se ha aceptado
la imposición de la Idea y la supeditación de los derechos
individuales a ella (véase, por ejemplo, la docilidad con que se ha
aceptado la imposición de una lengua) Se escandalizan de la
dictadura de Franco, pero creo que sólo es por el nombre.
Posiblemente si Franco volviera ahora a España con una coleta
postiza y envuelto en buen rollito, en unos años volveríamos a ser
una unidad de destino en lo universal.” (Navarth. Blog Argo de
Santiago Gonzalez. 5-2-15)
Sr. Navarth respecto a su interesante
comentario de las 9.55, una observación tal vez anecdótica. Por lo
que se desprende de sus arengas y de sus referencias ideológicas
cercanas, parece que PI tantea la posibilidad de introducir motivos
“patrióticos” o “nacionalistas” en su discurso y su
argumentario, inspirándose en la retórica bolivariana, castrista y
peronista habitual, pero también urgido por la conveniencia de
acercarse espiritualmente a sus socios griegos, cuyo discurso, como
sabe, se inspira en la “recuperación” de la “soberanía
nacional”. Lo hace con tiento porque sabe lo refractario que es su
público a cualquier apelación a la nación y sobre todo a la
española, a la que identifica con Franco sin más, pero sabe que, de
tener cierto éxito, conseguiría una bandera muy poderosa,
naturalmente identificada tarde o temprano con la República.
Despertaría un orgullo tan postergado para bien o para mal, que por
ahora no tiene ni categoría para estar en las barracas de feria.
Este “nacionalismo de izquierdas” invoca algo así como la nación
de los pobres y desarraigados, frente a las multinacionales sin
patria ni corazón. Pese a que en su animo y contexto histórico nada
tiene que ver con el nacionalcatolicismo franquista, estoy de acuerdo
en que su efectos liberticidas serían los mismos. A ello se dirige y
eso es lo importante. Lo dramático en nuestro caso es que tiendan a
apoyar esta deriva gentes que se reivindican herederas de los ideales
ilustrados y democratizadores de los tiempos de oro de la modernidad. Algo pasa en el "alma de la ciudadanía".
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