jueves, 5 de febrero de 2015

EL NACIONALISMO DE PI.


“Abundando (en algunos comentarios), creo que el secreto del éxito de una opción tan destructiva como Podemos está en que una parte muy importante de la población española está perfectamente preparada para aceptar sin rechistar que, desde el poder político, se le recorten derechos y libertades. Lo hemos visto con los nacionalismos: mayoritariamente se ha aceptado la imposición de la Idea y la supeditación de los derechos individuales a ella (véase, por ejemplo, la docilidad con que se ha aceptado la imposición de una lengua) Se escandalizan de la dictadura de Franco, pero creo que sólo es por el nombre. Posiblemente si Franco volviera ahora a España con una coleta postiza y envuelto en buen rollito, en unos años volveríamos a ser una unidad de destino en lo universal.” (Navarth. Blog Argo de Santiago Gonzalez. 5-2-15)


Sr. Navarth respecto a su interesante comentario de las 9.55, una observación tal vez anecdótica. Por lo que se desprende de sus arengas y de sus referencias ideológicas cercanas, parece que PI tantea la posibilidad de introducir motivos “patrióticos” o “nacionalistas” en su discurso y su argumentario, inspirándose en la retórica bolivariana, castrista y peronista habitual, pero también urgido por la conveniencia de acercarse espiritualmente a sus socios griegos, cuyo discurso, como sabe, se inspira en la “recuperación” de la “soberanía nacional”. Lo hace con tiento porque sabe lo refractario que es su público a cualquier apelación a la nación y sobre todo a la española, a la que identifica con Franco sin más, pero sabe que, de tener cierto éxito, conseguiría una bandera muy poderosa, naturalmente identificada tarde o temprano con la República. Despertaría un orgullo tan postergado para bien o para mal, que por ahora no tiene ni categoría para estar en las barracas de feria. Este “nacionalismo de izquierdas” invoca algo así como la nación de los pobres y desarraigados, frente a las multinacionales sin patria ni corazón. Pese a que en su animo y contexto histórico nada tiene que ver con el nacionalcatolicismo franquista, estoy de acuerdo en que su efectos liberticidas serían los mismos. A ello se dirige y eso es lo importante. Lo dramático en nuestro caso es que tiendan a apoyar esta deriva gentes que se reivindican herederas de los ideales ilustrados y democratizadores de los tiempos de oro de la modernidad. Algo pasa en el "alma de la ciudadanía".

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