Carezco de datos y desconozco análisis,
pero me extraña que la presencia avasalladora de PI en los medios
privados vinculados a los “grandes poderes” sea fruto inmediato
de una estrategia planificada del PP. No le otorgo tanto
maquiavelismo, no por su bondad sino por su candidez. Lo más
probable es que la “intelligentzia” del PP propiciara la
aparición en las cadenas adictas de lo que debía tomar por vulgares
“perroflautas”, como un juego, haciendo ostentación de un
prurito de imparcialidad y de modernidad. Luego, visto el éxito
inicial, intuirían que podrían hacer cosquillas a IU y dividir así
a la extrema izquierda. Seguiría su entusiasmo al comprobar que
podría arañar los flancos del PSOE. Pero una vez que acapararon los
espacios punta, convirtiendo los medios privados en órganos de
agitprop, con una posición tan ventajosa que ni Trotsky hubiera
imaginado para sí al organizar la revolución rusa, ni entonces
debieron pensar las lumbreras de Génova que valiera la pena torcer
el cariz que tomaban los acontecimientos. Ni siquiera les ha debido
inmutar lo que parece consolidación de grandes expectativas
electorales y un horizonte en el que bordeamos la posibilidad de un
Frente Popular, redivivo y presto a la venganza. Decía que esta
pasividad no me parece debida al maquiavelismo, sino a todo lo
contrario. Tampoco a la supuesta indolencia del líder. No es difícil
imaginar que es sumamente trabajador, meticuloso y tenaz. Es un
problema del modo de ver las cosas. En el fondo a la gente, a nuestra
gente, le interesa su prosperidad y el bienestar, se piensa, otros
asuntos son caprichos y veleidades del momento, las aguas volverán a
su cauce como el marido que se ha atrevido a alguna aventurilla
vuelve siempre, bien escarmentado, al calor del hogar. La propaganda
propia de Don Mariano por el sentido común es en el fondo una
manifestación de sinceridad, la exposición un tanto obscena de su
filosofía vital. Todo es como deber ser porque el mundo está bien
hecho, aunque de vez en cuando se noten y nos confundan las
travesuras de algunos diablejos. La gente, nuestra gente que es la
mayoría de la gente, entiende lo que le conviene, sabe lo que quiere
y no se deja engañar cuando llega la hora de la verdad. Se le escapa
a esta nobleza del buen sentido que no todo lo incómodo se pudre,
también puede madurar y dar frutos desagradables. Pero desde esta
incólume bonhomía, desalojar o siquiera neutralizar la presencia
prepotente de “los vengadores”, una vez que han consolidado
posiciones y las grandes cadenas privadas hacen caja del share, se
antoja un esfuerzo desmesurado e incierto. Máxime cuando, además
del favor de la inercia desatada, los “intrusos” cuentan con
grandes simpatías y colaboraciones entre los periodistas que lideran
las corrientes de opinión, ya un entramado bien consolidado. Mas
vale dejarlo todo como está, porque todo quedará en nada o en casi
nada, una vez que se recupere la sensatez. Por ahora de lo único que
pueden alegrarse estos seguidores del Padre Balmes es de que no se
unan UpyD y Cs. Menos da una piedra y nunca viene mal una molestia
menos. Para el caso, Sinon e vero, bene trovato, “sino lo hemos
tramado, lo podríamos haber hecho”. Y entre tanto, con el susto
del cariz que toman las encuestas, se pide a los suyos “salir a la
calle” para explicar, ¿pero a qué tanta alarmar ahora si nunca
hay que alarmar?
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