domingo, 21 de diciembre de 2014

"SALIR A LA CALLE"


Carezco de datos y desconozco análisis, pero me extraña que la presencia avasalladora de PI en los medios privados vinculados a los “grandes poderes” sea fruto inmediato de una estrategia planificada del PP. No le otorgo tanto maquiavelismo, no por su bondad sino por su candidez. Lo más probable es que la “intelligentzia” del PP propiciara la aparición en las cadenas adictas de lo que debía tomar por vulgares “perroflautas”, como un juego, haciendo ostentación de un prurito de imparcialidad y de modernidad. Luego, visto el éxito inicial, intuirían que podrían hacer cosquillas a IU y dividir así a la extrema izquierda. Seguiría su entusiasmo al comprobar que podría arañar los flancos del PSOE. Pero una vez que acapararon los espacios punta, convirtiendo los medios privados en órganos de agitprop, con una posición tan ventajosa que ni Trotsky hubiera imaginado para sí al organizar la revolución rusa, ni entonces debieron pensar las lumbreras de Génova que valiera la pena torcer el cariz que tomaban los acontecimientos. Ni siquiera les ha debido inmutar lo que parece consolidación de grandes expectativas electorales y un horizonte en el que bordeamos la posibilidad de un Frente Popular, redivivo y presto a la venganza. Decía que esta pasividad no me parece debida al maquiavelismo, sino a todo lo contrario. Tampoco a la supuesta indolencia del líder. No es difícil imaginar que es sumamente trabajador, meticuloso y tenaz. Es un problema del modo de ver las cosas. En el fondo a la gente, a nuestra gente, le interesa su prosperidad y el bienestar, se piensa, otros asuntos son caprichos y veleidades del momento, las aguas volverán a su cauce como el marido que se ha atrevido a alguna aventurilla vuelve siempre, bien escarmentado, al calor del hogar. La propaganda propia de Don Mariano por el sentido común es en el fondo una manifestación de sinceridad, la exposición un tanto obscena de su filosofía vital. Todo es como deber ser porque el mundo está bien hecho, aunque de vez en cuando se noten y nos confundan las travesuras de algunos diablejos. La gente, nuestra gente que es la mayoría de la gente, entiende lo que le conviene, sabe lo que quiere y no se deja engañar cuando llega la hora de la verdad. Se le escapa a esta nobleza del buen sentido que no todo lo incómodo se pudre, también puede madurar y dar frutos desagradables. Pero desde esta incólume bonhomía, desalojar o siquiera neutralizar la presencia prepotente de “los vengadores”, una vez que han consolidado posiciones y las grandes cadenas privadas hacen caja del share, se antoja un esfuerzo desmesurado e incierto. Máxime cuando, además del favor de la inercia desatada, los “intrusos” cuentan con grandes simpatías y colaboraciones entre los periodistas que lideran las corrientes de opinión, ya un entramado bien consolidado. Mas vale dejarlo todo como está, porque todo quedará en nada o en casi nada, una vez que se recupere la sensatez. Por ahora de lo único que pueden alegrarse estos seguidores del Padre Balmes es de que no se unan UpyD y Cs. Menos da una piedra y nunca viene mal una molestia menos. Para el caso, Sinon e vero, bene trovato, “sino lo hemos tramado, lo podríamos haber hecho”. Y entre tanto, con el susto del cariz que toman las encuestas, se pide a los suyos “salir a la calle” para explicar, ¿pero a qué tanta alarmar ahora si nunca hay que alarmar?

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