miércoles, 12 de noviembre de 2014

LAS IDEAS SIMPLES


A propósito de la sorpresa de Arcadi Espada por ser considerado “facha”, traída al caso por el Blog de Santiago Gonzalez.


Lo que desconcierta del discurso político es su extrema simplicidad, que lo hace tan impermeable y compacto como una tortuga. Me refiero claro está cuando este emerge de ideas o mejor creencias enormemente simples y simplificadoras que se cuidan por interés político, pero que también hipotecan el proceder de quienes están poseídos por ese discurso, una vez que prenden en las masas. Estas creencias simples se tornan en creencias-fuerza que soportan esas alambicadas construcciones ideológicas, que no son más que un concentrado de sentimientos y vagas intuiciones, en las que la gente se siente a sus anchas creyendo tener la clave del mundo. A la izquierda le resultó cómodo el discurso de patrimonializar los valores democráticos y no dudó en sumar a los nacionalistas presentándolos como parte de las fuerzas democráticas e incluso constitucionalistas, a costa sin duda de la relativización, cuando no desprecio, de la idea de la unidad de España. Este es el foco de la plaga mental que sufre la sociedad española y tiene muy difícil arreglo, porque la izquierda no puede cuestionar ese discurso “fundacional”. Por supuesto hay mejores y peores creencias simples. Pero quiero llamar la atención sobre el hecho de que las malas creencias simples, cuando se convierten en dañinas ideas-fuerza, infectan al mundo intelectual, con la paradoja de que sólo pueden ser desmontadas si se empieza por la crítica intelectual, como un cáncer sólo se puede curar si el diagnóstico es acertado. Me temo que en este extremo la confusión que reina en el mundo intelectual es tanta o mayor que la que reina en el pueblo llano, que ya es decir.

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