miércoles, 24 de septiembre de 2014

LA EPÍSTOLA MORAL


La aventura de Gallardón es el enésimo episodio de algo bastante común pero que últimamente parecía más olvidado. A la derecha los egos no le dejan ver el nosotros, como a la izquierda su nosotros tapa cualquier ego.

Se va uno de los pocos políticos de derechas de formación maquiavélica (en el mejor y peor sentido de la palabra) y quizá con vocación de grandes empresas , pero su ego ha podido más que su formación y tal vez su vocación. Ahora pretende irse como un noble Quijote agraviado, pero en el fondo debe sentir que se va como un Sancho Panza apaleado apenas ha rozado su Barataria por las huestes de un vulgar caballero del verde gabán. 

Se lleva a su retiro civil el misterio de sí mismo: “ ¿en qué creo de verdad? ¿en qué merece la pena creer?”. Tiene ahora la ocasión perfecta para reflexionar a la luz de nuestra tradición, por ejemplo sobre el comienzo de la Epístola moral a Fabio:

“Fabio, las esperanzas cortesanas
prisiones son do el ambicioso muere
y donde al más activo nacen canas.
El que no las limare o las rompiere,
ni el nombre de varón ha merecido ,
ni subir al honor que pretendiere”

No hay comentarios:

Publicar un comentario