Apuntes tras la Diada.
-La movilización popular secesionista
es semejante a los dos últimos años. Pueden estar satisfechos de
que no haya decrecido y de que reafirmen su iniciativa política de
forma abrumadora.
-La novedad es su amago de
paramilitarización colectiva, una coreografía a la que falta el
talento de L. Riefesthal, pero que cuenta con el efecto mediático
en Aldea global. El independentismo ha pasado de ideología y
aspiración a una formación disciplinada que no admite oposición,
aunque hasta el momento bastan los “buenos modos”. Los
independentistas se han convertido en Iglesia, a la antigua usanza,
en un sólido compacto poseedor de la “verdad”; los que no se han
convertido son almas errantes que temen no tener cobijo ni en su
propia casa.
-¿Significa esta paramilitarización
coreográfica un ensayo de una próxima sublevación para hacer valer
la proclamación unilateral de independencia cuando esta se produzca?
En todo caso parece que el objetivo de las élites es preparar para
ello a sus masas. Es una locura pero a veces, cuando llega la locura,
esta es fascinante y muchos creen además que la opinión pública
internacional, o mejor la televidencia universal, puede obrar
milagros.
-¿Está la sociedad española
preparada para enfrentar una sublevación popular aunque sea
“pacífica”? El horror que supone la misma pregunta ya contiene
la respuesta.
-¿Porqué en estos dos años no se ha
producido una reacción antiindependentista significativa ni en
Cataluña ni fuera de ella? Apenas algún balbuceo, pero los
obstáculos que impiden tal reacción siguen siendo los mismos o
peor.
-El gobierno lo debe ver tan mal que
cifra la única esperanza en el desenmascaramiento de Pujol y Cia.
Pero parece evidente que la destrucción de CDC sólo engordará a
ERC y Podemos. Y con el tiempo las masas nacionalistas volverán a
agradecer al “molt honorable” los servicios prestados.
-La mayoría de analistas sigue fiel a
su ceguera. Igual que el honorable se pone en manos de la historia,
Mas y la cúpula de CdC están embriagadas de hacer historia.
Seguramente ven el desmoronamiento de su partido como un sacrificio
necesario que, más pronto que tarde, el pueblo premiará. Al fin y
al cabo en términos prácticos personales no tienen nada que perder
ni que arriesgar.
-Parece que lo único que puede impedir
lo peor, (la independencia o en su caso un enfrentamiento suicida) es
“la tercera vía”. No me gusta pero es lo menos malo dada la
situación.
-Más allá de las coletillas como “el
federalismo” y con independencia de la clarividencia de los
dirigentes y de la angostura del momento, veo tres problemas:
- Llegado al punto en el que estamos, ¿es posible un acuerdo, sin aceptar, con algún tipo de formula, la autodeterminación?
- ¿Pueden las regiones receptoras como Andalucía, Asturias, Extremadura..etc, que curiosamente son los feudos de la izquierda, admitir una especie de régimen foral para Cataluña?
- ¿Estaría el Estado y la sociedad española dispuesta a mantenerse firme en la defensa del acuerdo que se tuviera en el momento que los nacionalistas vuelvan a tratar de ir más allá de lo que este permite?, ¿es posible algún tipo de acuerdo que la sociedad española estuviera dispuesta a hacer valer una vez producido?
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