domingo, 7 de julio de 2013

REVELACIONES III

*Los batasunos creen al fin y al cabo que sólo su fiesta cuenta. Posesionarse de San Fermin como una franquía de su comisión de fiestas es la mas alta meta de quienes viven la tragedia de todos como una gran fiesta.


*La reacción más humana ante el peor daño que se viene encima es negar la evidencia. Sucede con la población española ante el acecho de la independencia de Cataluña y con los seguidores del PP ante la financiación ilegal de su partido. En este caso es lo mismo que esos matrimonios de toda la vida, en que un conyuge adultera por norma y el otro no lo cree porque no quiere saberlo, hasta que son tantos los rumores, las habladurías y los renuncios, llegando incluso el párroco a cantarlo en el sermón, que no hay más remedio que admitirlo. Y entonces viene lo más difícil. ¿Cómo perdonar sin perder la dignidad?




*¿Arreglaría algo el federalismo?.
 Es como quien pretende remediar la sequía  cambiando los vasos del agua y algún grifo. Podrían apoyar el federalismo sólo quienes han apostado por el autonomismo,  que es de hecho una especiede ultrafederalismo o federalismo sin reglas, para calmar a quienes sólo quieren no ser como los demás en nada. Se ha visto que estos  no pican si todos los demás se hacen lo más diferentes que pueden. O lo aparentan al menos.
Pero en  términos prácticos,  la "nueva" fórmula promete igualdad para todos los ciudadanos (¿españoles?) en el disfrute de los servicios esenciales y libre potestad para  los federados en todo lo demás, salvo las funciones mínimas atribuibles al gobierno de la nación, con perdón. Ni la cuadratura del círculo.
¿Se financiará cada autonomía, perdón quería decir "federación", sólo lo suyo?, ¿financiará el Estado los servicios esenciales si las "federaciones" no alcanzan?, ¿cómo garantizar que las federaciones gasten en esos servicios y no en "lo suyo"?.
 ¿No es lo más lógico que los servicios esenciales, la educación, la sanidad..., dependan del gobierno de la nación si se pretende que sean iguales para todos?. ¿Pero qué sentido tendrían las federaciones entonces?. Estamos en lo mismo que con el sistema actual: o cada autonomía se las ventila con lo que recauda, y entonces las pobres se hunden, o se reparte, pero entonces las burocracias partitocráticas de las autonomías pobres se ponen las botas y se hacen fuertes trás el despilfarro hundiendo a toda la nación.
Y los nacionalistas , que piensan: no nos vengais con milongas, cada uno sólo lo suyo, ¿qué necesidad tenemos de vosotros?, ¿por qué ayudaros especialmente a vosostros y no a los kosovares o a los sicilianos?. A esto tendrían que responder los políticos que se precien.






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