Las representaciones y los símbolos políticos son vitales para la formación
de colectivos sociales y para la ordenación de la sociedad. Se ve su relevancia
en el hecho de que idealmente permiten que cada ciudadano ejerza su parte de
soberanía, pero se atiende menos al hecho de que sin ellos la gente tendría que
entrar en confrontación por cualquier asunto. Al hacerse los partidos y las
organizaciones sociales en general responsables de los asuntos públicos se exonera
por ello de responsabilidad directa a los ciudadanos. Son por ejemplo
responsables de las leyes y las medidas que incumben a todos, sin que nadie se atreva a pedir
cuentas a sus votantes o seguidores. Esta ventaja indispensable tiene la
contrapartida de que los ciudadanos tienden a desentenderse de la marcha
concreta de los asuntos públicos, convirtiendo la delegación en sus
representantes en una especie de cheque en blanco. Otro efecto no menos nocivo
pero más oculto es el hecho de que sólo se ve en los partidos y en los símbolos
unas ideas o unas formas de conducta aislados y por encima de todos como en las
nubes, sin reparar en la gente que hay detrás. Cuando se entra en la
confrontación política se pierde fácilmente la perspectiva de la gente que
puede estar perjudicada, sobre todo los lazos humanos que se rompen. Por
ejemplo el nacionalismo catalán ha alcanzado una supremacía ideológica casi
definitiva al conseguir que una gran mayoría de la población catalana
identifique España sólo con una idea, nada grata por cierto, o una serie de
símbolos antipáticos, olvidando la gente que hay detrás. Se concita a la gente
para romper un sistema institucional e ideológico, cuando lo que se puede
romper de verdad y por encima de todos es un sistema de convivencia y sobre
todo infinidad de lazos humanos. ¿Se sentirán igual los catalanes separados de los
aragoneses, los valencianos, los asturianos…etc? Muchos quieren separarse de
España, ¿pero cuántos de estos quieren separarse de los ciudadanos españoles?,
¿cuántos lazos que comparten con sus vecinos catalanes no los comparten también
con los demás ciudadanos españoles?. Y me refiero a lazos no sólo personales
sino también colectivos.
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